Megalitismo en la Jacetania

Conferencia impartida por Gema Fondevila, gerente del Centro de Interpretación del Megalitismo Pirenaico.

El patrimonio megalítico de la Jacetania, aunque poco conocido, comprende una gran abundancia y variedad de restos que nos describen los sistemas de vida y los rituales y creencias de las comunidades que habitaron en nuestro territorio desde finales del Neolítico hasta finales de la Edad del Hierro. Son fundamentalmente cuatro los tipos de restos que se han encontrado hasta la actualidad: dólmenes o cistas, círculos de piedra, menhires y túmulos.

Los dólmenes son construcciones erigidas fundamentalmente durante el Calcolítico, habitualmente conocido como la Edad del Cobre. Se trata de una cámara funeraria construida por losas de la zona que no suele tener un gran tamaño cuando los encontramos por encima de 700 metros de altitud. El más abundante es el dolmen de cámara simple, pero es posible también encontrar dólmenes de corredor y dólmenes de galería que se caracterizan por presentar un pasillo previo a la entrada de la cámara. Estos elementos eran posteriormente cubiertos por tierra o piedras conformando un túmulo, y en los casos en los que los túmulos fueran terrosos solían levantar también un círculo de piedras rodeándolos para aumentar la estabilidad de toda la estructura. Se trata de construcciones funerarias donde se suele introducir, dentro de la cámara, los restos óseos de varios individuos junto con ajuares que, hasta la fecha, han resultado ser escasos y pobres.

Los círculos de piedra son los elementos más abundantes y pueden corresponder a diferentes estructuras. Algunos corresponden a ritos funerarios de incineración que tuvieron lugar desde mediados de la Edad del Bronce hasta finales de la Edad del Hierro. En el centro de la estructura solía colocarse una cista (pequeña cámara construida con piedras) y en su interior se colocaban los restos de la incineración de los cuerpos junto con el ajuar. Posteriormente se cubría con tierra dando forma tumular a toda la estructura. En otras ocasiones, el hallazgo de gran abundancia de herramientas líticas y restos de hogares en su interior han llevado a interpretarlos como restos de fondos de cabañas; un ejemplo lo encontramos en el yacimiento de la Corona de los Muertos en la Selva de Oza.

Los menhires son más escasos y consisten en una losa de forma alargada que se colocaba verticalmente hincándola en una zanja y calzándola en la base con pequeñas piedras. Por último, los túmulos los encontramos formando parte de otros elementos, como los correspondientes a los dólmenes o círculos de piedra, o como elementos aislados en los que no se ha encontrado resto alguno.

En el Pirineo es habitual encontrar todas estas estructuras junto a los caminos principales que en la actualidad siguen siendo utilizados. Se plantea, por tanto, que debieron cumplir la función de señalizar estos recorridos, posiblemente los utilizados por sus constructores, pastores trashumantes que en épocas estivales ocupaban los puertos. También es posible que presentaran una segunda función extrafuneraria, hay que pensar que aunque el precario estado de conservación que presentan en la actualidad muchos de ellos los hacen invisibles al caminante, en el momento en el que fueron levantados, los tamaños de los túmulos y las piedras enhiestas correspondientes a menhires y círculos de piedra hacían de ellos elementos altamente visibles, por tanto, es muy posible que fueran utilizados como señales reivindicativas del territorio.