Aranda y Aragón. Por Guillermo Fatás

Tres siglos después de su nacimiento en 1719, merece la pena rememorar algunas herencias vivas en Aragón debidas a la tenaz laboriosidad del X conde de Aranda. En cabeza, el Canal de Aragón, obra difícil, cara, empeñosa e inteligente, encomendada a su primo Ramón Pignatelli. Sus mejoras en la concepción de la agricultura incluyeron experimentación con nuevas simientes de plantas textiles, saneamiento de tierras, mejoras en riegos, protección social a sus dependientes y una peculiar mercadotecnia que le impulsó a enviar gran cantidad de queso de Tronchón y anguilas de Alcañiz a la corte de Luis XVI y María Antonieta y de vinos de garnacha a Voltaire (quien, además de filosofar, fabricaba y vendía relojes de gran lujo). Hijuelas suyas son dos entidades aragonesas hoy existentes: la Real Sociedad Económica de Amigos del País y la Real Academia de Bellas Artes de San Luis, nacida de la anterior.

Fuente: Heraldo de Aragón. Ver noticia completa